Por supuesto que existía indignación antes del 15-M: se daba cita en cenáculos de intelectuales como el llamado Trato Ciudadano; reptaba por los vericuetos de la red y, sobre todo, se encontraba enquistada en las vísceras de un sinfín de ciudadanos como los que salieron de su resignación el viernes 20 de mayo para tomar la calle. Nadie los esperaba, pero estaban allí y sumaban más de un millar, que es una cifra muy notable para una sociedad que detesta significarse políticamente. A medianoche aún resistían dos centenares de personas en la plaza principal, dispuestas a desafiar el “toque de queda” decretado por la Junta Electoral Central. Entre ellas se encontraba el germen de la futura acampada. Sorprendía la emergencia de una generación de jóvenes -en ocasiones insultantemente jóvenes- sin una filiación política concreta. A pesar de ello, una caterva de fanboys nunca ha cesado de lanzar sus diatribas contra el 15M desde las columnas de opinión de los medios locales, acusándolo de estar al servicio de determinado partido político.
La acampada no duró más que una semana. Su temprano levantamiento es un detalle revelador de que pequeñas asambleas, como la de Ávila, son capaces de anticipar procesos que en otros lugares más populosos tardan mucho más tiempo en cristalizar a causa de su mayor inercia. Desmontado el campamento, la visibilidad pública se mantuvo a través de una agenda repleta de actividades callejeras, como concentraciones, performances, sesiones de cine-fórum y asambleas itinerantes por los barrios. Eran tiempos de intenso debate político en el seno de la asamblea. El logro más palpable fue la elaboración de un modelo de democracia participativa denominado T.E.D.
La participación en la marcha popular indignada en el mes de julio dio ocasión para que se establecieran lazos con otras acampadas de la Ruta Noroeste. Fruto de esta colaboración interasamblearia surgió la campaña de denuncia contra la ampliación irregular del peaje en la autopista AP-6, un sonado caso de corrupción que se detalla en este mismo número de Madrid15M. El segundo gran caballo de batalla para el quincemayismo abulense tiene que ver con el presidente de la Diputación Provincial y su afán por coleccionar cargos públicos.
Junto a esas campañas de alcance local y regional, la asamblea se ha implicado en todos los ejes de actividad del movimiento a nivel general y no ha faltado a las grandes movilizaciones del calendario, en coordinación con otras ciudades. La más reciente de ellas tuvo lugar el 15 de octubre, coincidiendo con la convocatoria mundial que sacó millones de personas a las calles por los cinco continentes. En aquella ocasión, las autoridades municipales abulenses, haciendo gala de un despotismo solo comparable a su miopía política, pretendieron impedir que la manifestación se celebrase. Alegaban que coincidía con la festividad de Santa Teresa, patrona de la ciudad, "y eso son palabras mayores" (frase literal del portavoz municipal). La manifestación finalmente pudo celebrarse, aunque con un itinerario muy reducido. La controversia suscitada por la alcaldía, además de contribuir al éxito de participación, sirvió para alumbrar un exitoso lema que aún hoy se escucha en las protestas del 15M y que supone toda una bofetada al patrioterismo aldeano: "Teresa de Ahumada también era indignada".
Precisamente en aquellos días finalizaba sin éxito una inédita iniciativa, no exenta de riesgo y polémica. Tras un largo debate en el seno de la asamblea, refrendado mediante consulta popular, se habían iniciado los trámites para promover una candidatura al Congreso de los Diputados, bajo la fórmula de la agrupación de electores. En caso de haber reunido el número de firmas exigido, se habría convertido en la primera candidatura surgida del 15M que concurre a unos comicios.
Después de aquel intenso mes de octubre, la presencia en la calle se redujo al mínimo. Incluso desapareció el entrañable PI, el punto de información que se había instalado cada tarde desde el final de la acampada. La llegada del frío y la reducción de horas diurnas fueron dos factores determinantes para que el movimiento desapareciera del espacio público. Pero por encima de ellos habría que citar la diáspora juvenil que sufre la ciudad en fechas otoñales. Con una dotación universitaria casi simbólica y una tasa de paro que está a la cabeza del ranking regional, los jóvenes estudiantes o desempleados abulenses tienen asumido que ningún futuro les aguarda dentro de esta ciudad. Lógicamente, ello ocasiona una terrible sangría en una asamblea compuesta mayoritariamente por veinteañeros.
Pese a ello, la actividad nunca se detuvo del todo. Durante todo el invierno siguió celebrándose al menos una asamblea al aire libre cada semana -así lo atestiguan las actas, en las que consta la temperatura ambiente- El resto de las actividades se adaptaron a una nueva etapa de menos presencia en las calles y más presencia en las redes. Conseguir 20000 visitas en dos meses a un vídeo musical satírico solo se puede calificar como un éxito rotundo, tratándose de una ciudad de 60000 habitantes con un importantísimo sector de personas mayores que no son usuarias de las nuevas tecnologías. El 15M abulense reveló una destacada faceta musical, como ya había demostrado en la cabalgata indignada del 28 de diciembre, siendo una de las cuatro únicas asambleas de todo el país que celebraron el insólito carnaval navideño.
Tampoco faltó a la cita del auténtico carnaval que se celebra en febrero. En aquella ocasión, un grupo del 15M se sumó a la cabalgata que organiza el ayuntamiento, una cabalgata presenciada por miles de espectadores, que debieron de quedarse atónitos al ver aparecer la comitiva quincemayista. En un desfile que no tiene nada de satírico y que tiende a la ñoñería –como dato, uno de los premios principales recayó en una pareja disfrazada de Mickey y Minnie Mouse-, suponía un contraste brutal la irrupción de una cuadrilla de esclavos dirigida por cómitres bien trajeados que representaban a los mercados financieros y que no dudaban en hacer uso de sus látigos. Los esclavos llevaban a hombros una enorme pirámide de madera y cartón, como alegoría del sistema neoliberal que descansa sobre las espaldas del 99%.
Las últimas acciones visibles en el espacio público se enmarcan dentro de la lucha contra la reforma laboral. El 15M ha estado presente con identidad propia en todas las movilizaciones sindicales, sin descuidar sus convocatorias independientes. Entre estas últimas, destaca la jornada informativa y reivindicativa que tuvo lugar a lo largo de todo el día 29 de marzo con motivo de la huelga general.
Otras acciones informativas que merecen mención son las conferencias que se vienen celebrando los sábados por la mañana desde el mes de febrero, organizadas por miembros de la asamblea. La presencia desinteresada de ponentes de gran nivel, tanto nacionales como internacionales, está atrayendo un público cada vez más numeroso.
Ahora en el mes de mayo, de cara a las próximas movilizaciones, el 15M abulense amenaza con volver a exhibir su pirámide y todas las demás reliquias atesoradas a lo largo de los últimos doce meses. La duda es si habrá personal suficiente para portarlas. La convocatoria del 12M-15M se presenta como una ocasión inexcusable para sumar nuevas voces a la asamblea. En una memorable tira de Quino se ve a Mafalda correteando por el parque y exclamando: “¡Gracias a Dios llegó la primavera!”. Su alegría se corta en seco al encontrarse con un anciano decrépito que susurra: “¡Gracias a Dios llegué a la primavera!”. El movimiento 15M, ya sea en Ávila o en general, ¿con quién se identifica: con la ilusionada Mafalda o con el anciano achacoso? Que cada uno se mire al espejo y saque sus propias conclusiones.
Un resumen de este escrito salió publicado en la edición de mayo del periódico Madrid15M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario